La cifra solamente corresponde a la primera temporada anual de la pesca que realizan en sociedad con los británicos. A partir de agosto completarán el saqueo 2023, frente a la complacencia del gobierno argentino.
El gran problema es que los argentinos no consumen pescado y eso que teniendo un territorio marítimo dos veces más grande que el área continental. Y en la primera respuesta a ese interrogante surge, que el motivo originario es porque el 95% de nuestra pesca se exporta, producto que el empresariado no está dispuesto a seguir las erráticas políticas de los gobiernos y menos acogerse a los precios controlados en el medio de un proceso inflacionario descontrolado.
Sin embargo, más allá de esta situación de escasísimo consumo interno, de precios prohibitivos para los argentinos y que nuestros recursos sean destinados casi en su totalidad a los mercados externos; debe sumársele el saqueo pesquero que se produce en aguas adyacentes a las Islas Malvinas y en vastos sectores del Atlántico Sur; tanto por la pesca no regulada ni reglamentada que se produce dentro y fuera de la milla 200, como por parte de Gran Bretaña y sus socios españoles, taiwaneses y coreanos. Y esto último, frente al nulo interés de los gobiernos y en especial de la Cancillería que nada hace, ni ha hecho -luego de la guerra de 1982-, por revertir faraónica expoliación.
Los datos hablan por sí solos. Y para tomar un parámetro de ese robo monumental que ejecutan los ingleses desde la colonia implantada en Malvinas, solo basta verificar la información que brindan periódicamente las propias empresas españolas dueñas de los barcos que pescan con licencia kelper, para entender y cuantificar el despojo.
Lo difundieron ellos, y lo publique hace poco: https://www.noalcolonialismoenelatlanticosur.com/pesqueros-gallegos-vuelven-a-malvinas-para-la-segunda-temporada-del-saqueo-de-calamar de este preciado molusco que se reproduce, crece y desarrolla en aguas de la Patagonia argentina.
Y lo que no dijeron, ni dicen, ni los españoles, ni los kelpers, ni el funcionariado de la Cancillería probritánica porteña es que el valor de la tonelada del calamar que se roban tiene un costo unitario de u$s 4000; lo que multiplicado por esas 53.500 toneladas que se llevaron entre febrero y mayo de este año, equivale a u$s 214.000.000.
No obstante, cuando trasladamos ese volumen al precio minorista de 13 euros que se registró en 2019, como valor por kilogramo en los mostradores de España; la cifra alcanza nuevas dimensiones; llegando a multiplicar la tonelada a un costo de u$s 14.430, y un volumen total cuantificado en la misma moneda, de u$s 772.005.000.