La disputa geopolítica por los recursos naturales estratégicos; el caso del litio

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La disputa global actual por los recursos naturales, es, sino la  característica más importante de la dinámica del capitalismo actual.  Allí, América del Sur, se constituye como un territorio en disputa muy importante,  producto de la dimensión de las reservas de recursos estratégicos que posee, así como también  por su tradicional esquema de inserción, constituyéndose como exportadora de materias primas.

La lucha por el control de estos minerales, desde la gestión económica hasta la científica, abre un amplio espectro de intereses en choque; desde la afirmación y aceptación de la soberanía como base de cualquier proyecto emancipatorio, hasta los intereses estadounidenses en América Latina y el Caribe, por el control de los recursos naturales que posee.

El país del norte, posee sin lugar a dudas una política agresiva a fin de contar con los recursos que considera estratégicos[1],  e indispensables para su concepto de «seguridad nacional». Es, por esta vía, que la expansión norteamericana hacia el sur; que se pone en evidencia con la militarización en América Latina a través de las múltiples bases instaladas, de los tratados de libre comercio, es moneda corriente y no requiere mayor dilucidación, ni explicación.

En el 2017 el presidente Donald Trump, presenta la nueva Estrategía Nacional de Seguridad para EEUU, que si bien continúa con la línea histórica de “Destino manifiesto” y Doctrina Monroe, para su relación con la región, trae algunas novedades, sobre todo la afirmación y la acción, sobre la base de la aceptación de la amenaza que representa para el país del norte la avanzada de China y Rusia.

Reconoce, además como preocupación de seguridad nacional, la necesidad de mantener el liderazgo en tecnología, innovación e investigación, en la protección de la propiedad intelectual, y en el dominio energético, siendo este ciertamente, el centro de la disputa geopolítica mundial. Se deja claro también que es parte del mismo objetivo, garantizar el acceso y el dominio sobre los recursos naturales considerados vitales, justificando cualquier acción para alcanzarlos.

Adicionalmente a la disputa entre las potencias por garantizar el acceso a los bienes estratégicos, particularmente el caso de EEUU,  las instituciones internacionales como la Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de Comercio  o el Banco Mundial, se constituyen como pata “mercantilizadora” de la tierra, al impulsar el “acceso abierto”” y la “gobernanza mundial” de lo que también denominan “bienes y entornos comunes”, siendo el instrumento perfecto que necesitan los Estados para penetrar en los territorios. Ciertamente, los tratados de libre comercio, la instalación de bases militares, o bien las empresas multinacionales radicadas en esos países, son los principales mecanismo  legÍtimos  para garantizar el acceso a los RNE.

Vislumbrar las múltiples estrategias que utilizan las grandes potencias, en particular EE.UU  y estas organizaciones, para garantizar su acceso y gobernanza sobre los recursos que nosotrxs, como región, poseemos, resulta esencial al momento de pensar en un uso de los RNE soberano y  en consonancia con del medio ambiente.

Es apremiante entonces poner en cuestión esta forma “amable” de llamar a los RNE,  que se construye sobre una imagen más amigable que en realidad oculta el carácter extractivista y depredador que ejercen las grandes potencias y éstas organizaciones, sobre los mismos.

Lo cierto es, que el alto grado de vulnerabilidad y dependencia en términos de Joseph Nye, que tiene EEUU en relación a las importaciones  de recursos naturales que América Latina produce, sumado a las múltiples acciones que ejecuta a fin de garantizar su acceso, junto a la creciente demanda china de estos recursos, dejan en claro, que nuestra región tiene enormes condiciones de negociación y grandes oportunidades para asumir una gestión, económica, científica y  sobre todo soberana  de los  RNE que posee.

Un informe llamado “Mineral Commodity Summaries” publicado por la agencia de investigación científica USGS (Servicio Geológico de los Estados Unidos) en 2018  muestra  inmenso impacto que tienen los recursos minerales no combustibles sobre la economía estadounidense.

El gráfico siguiente, publicado  a través del informe Mineral Commodity Summaries, explica el porqué de la necesidad apremiante de EEUU  de acceder a  recursos naturales minerales considerados estratégicos para mantener los términos de poder del sistema internacional.

Este gráfico, muestra la importación neta (importaciones menos exportaciones) en relación al consumo interno de los minerales seleccionados. En todos los casos EEUU necesita importar estos recursos para abastecer su consumo interno, teniendo una muy alta vulnerabilidad, sobre todo, en recursos que importa desde América Latina, en particular el litio, de cuya importación para abastecer el consumo interno depende casi un 99% del extranjero.

En el mismo informe, se presenta el siguiente cuadro que deja explícito la alta vulnerabilidad que tiene el país del norte sobre los minerales no combustibles:

A continuación afirman que:

Un mineral crítico, como lo define la OE, es un mineral.

identificado como (i) un material mineral o mineral no combustible

esencial para la seguridad económica y nacional de la

Estados Unidos, (ii) cuya cadena de suministro es vulnerable

a la interrupción, y (iii) que cumple una función esencial en

la fabricación de un producto, cuya ausencia

tendría consecuencias significativas para los Estados Unidos. Las interrupciones en el suministro pueden surgir por cualquier número de razones, incluyendo naturales

Desastres, conflictos laborales, disputas comerciales, recursos.

Nacionalismo, conflicto, etc. El suministro asegurado de

Minerales críticos y la resiliencia de sus cadenas de suministro.

Son esenciales para la seguridad económica y nacional de los Estados Unidos”[2]

Sobre la base de éste análisis,  podemos afirmar que América Latina es una de las principales regiones desde donde Estados Unidos importa los minerales estratégicos que necesita. Esta información muestra también que América Latina tiene una amplia capacidad de negociación con Estados Unidos en relación a estos minerales, (sobre todo para establecer garantías y condiciones sobre su acceso, explotación, producción y comercialización)  además de una gran capacidad de formación internacional de precios de los mismos.

Sin embargo, ninguna de estas condiciones favorables son utilizadas por los países de la región para modificar o mejorar las condiciones de intercambio entre países desarrollados y en subdesarrollo, de estos recursos.

El tablero de la geopolítica mundial está atravesado por la disputa por los recursos naturales estratégicos, que, en consecuencia, direccionará la atención de las potencias, de las organizaciones internacionales y  de las empresas multinacionales hacia las principales reservas del planeta.

Lo cierto es que la estrategia de las grandes potencias, supone, sin titubeos, una acción, articulada, meditada y consciente destinada a romper todo tipo de obstáculos que permitan alcanzar un dominio a largo plazo sobre estos RNE.

Esta situación al no ser abordada de manera correcta y oportuna determinaría que una vez más la región se constituyera como mera proveedora de materias primas, o a lo sumo responsable de su transformación en productos primarios de escaso valor agregado.

En contraposición a esto último, el presente artículo se propone contribuir a la construcción de una visión estratégica de los recursos naturales en general y del litio en particular,  frente a la disputa geopolítica global por los mismos.

Sin más el objetivo final de esta nota es poder analizar con la profundidad que requiere la temática,  una problemática regional sobre la base de una visión global del capitalismo  de la época, entendiéndolo como una construcción social y económica.  Esta mirada, al tiempo que busca ofrecer insumos para la elaboración de políticas públicas, tiene como horizonte la construcción de escenarios prospectivos, frente a lo que se nos presenta como un cambio en la matriz energética actual.

De particular importancia, en el análisis geopolítico de los minerales en el mundo, es el litio, fundamentalmente usado en baterías recargables de casi todos los dispositivos electrónicos portátiles que se producen actualmente, como teléfonos celulares, computadoras, cámaras fotográficas y de video, etc.

El litio como Recurso Natural Estratégico:

El triángulo del litio es la denominación que se utiliza para referirse  a la región geográfica situada en el  altiplano  sudamericano, donde tienen posesiones de territorio simultáneamente Argentina, Bolivia y Chile; y debe su nombre a la cantidad y calidad de yacimientos naturales con reservas de litio en salmuera en condiciones únicas de explotación en el mercado.

Argentina, Bolivia y Chile, concentran alrededor del 96%  (88,5% en Bolivia, 6,7% en Chile, 0,75% en Argentina)[3] de las reservas mundiales de litio en salmueras. Esas reservas, como dijimos se encuentran en condiciones únicas de explotación y permiten obtener costos productivos (económicos y ambientales) mucho menores a los de la mega minería metalífera.

El litio presenta dos características que lo han hecho emerger como factor clave de una nueva generación de baterías eléctricas, llamadas baterías ion-litio, al permitir una altísima acumulación de energía.

  1. alto potencial electroquímico

2. su baja densidad.

Estas baterías son demandadas por la electrónica portátil (celulares, notebooks, tablets cámaras fotográficas) y por la naciente industria de vehículos eléctricos en pleno desarrollo tecnológico.  Esta industria, en particular,   marca el  inicio de un cambio en la matriz energética vigente.

Estas baterías, también son demandadas por el mercado de la electrónica en general ( teléfonos celulares, notebooks, tablets, cámaras fotográficas). Así mismo, esas baterías resultan esenciales para acumular las energías verdes (eólica, solar, mareomotriz) que acompañarán el cambio de matriz energética.

En el triángulo del litio, las transnacionales sqm y Albemarle-Rockwood radicadas en Chile y la fmc Lithium Corp. radicada en Argentina, concentran, desde hace casi 20 años, alrededor del 50% de la producción mundial.  Estas empresas, conforman un verdadero oligopolio del litio predominantemente norteamericano, aunque condicionado, a su vez,  por la creciente participación de empresas chinas.

Producto del aumento de la demanda, los precios del litio han escalado hasta llegar a un promedio en el 2018,  de 7.475 USD por tonelada y superando en la segunda parte del año los 9.000 USD/t.

Particularmente, la demanda fue impulsada, este último tiempo, por el mercado de baterías, producto del “boom” de los dispositivos electrónicos portátiles pero especialmente por la irrupción de autos híbridos y eléctricos, cuyas baterías requieren unas 10.000 veces más mineral de litio que un teléfono celular clásico, siendo esta la industria más atractiva para el litio.

La distribución del litio en el mundo, al igual que el resto de los recursos naturales, guarda una forma heterogénea. Existen diferentes formas en las que está depositado el recurso, no sólo por tipo (salmueras, minerales, etc.) sino también por país. Además, en cada caso, varía el grado de concentración, de pureza, de cantidad y calidad de las reservas, lo que hace variar sensiblemente los costos de explotación, dependiendo el país y la forma en la que se encuentra.

Teniendo en cuenta esto podemos hacer la diferencia entre el total de los recursos minerales de litio en el mundo, que ronda cerca de 33 millones de toneladas y las formas bajo las cuales el recurso es económicamente viable dadas las tecnologías actuales. Así, llegamos a la conclusión de que, sólo un 40% de ese total, es económicamente aprovechable, reduciéndose a 13 millones las reservas de litio en el mundo.

Habida cuenta de esas características (que no detallaremos en este artículo) la región compuesta por Argentina, Bolivia y Chile, posee las mejores condiciones de explotación en términos de disponibilidad del recurso, del grado  de pureza (necesario para la fabricación de baterías) y económicos, en relación a la sustentabilidad.

Por el aumento de la demanda, como consecuencia de la industria de autos eléctricos, los montos exportados han aumentado muchisimo este ultimo tiempo. En nuestra región en particular, el destino más importante del carbonato exportado por Argentina y Chile[4], que son en la actualidad los principales exportadores del mineral,  es los Estados Unidos; este último tiempo el destino de las exportaciones se ha diversificado un poco, con el ascenso del consumo de Japón y la demanda sostenida de China.

Teniendo en mente está acotada caracterización del mercado actual del litio, podemos llegar a la siguiente conclusión:

Con el caso del litio no se rompe la lógica global aplicada a la minería en general: los minerales se consumen en el centro, pero son explotados en los países subdesarrollados, manteniendo el clásico esquema dependiente “centro-periferia” de producción de manufacturas y productos industriales para los primeros y exportación de materias primas para los segundos.

Las fantásticas condiciones que presenta la región en relación a la disponibilidad del litio, sumado al crecimiento de su mercado y el aumento de los precios, producto de que este mineral se consolida esencial en el cambio de matriz energética -a través de la producción de baterías de ion-litio, necesarias no solo para la industria de autos eléctricos, sino también para la acumulación de energías “limpias”- revive, en la actualidad,  la problemática sobre el deterioro de los términos de intercambio y el subdesarrollo, así surge la pregunta

¿debe la región limitarse una vez más al papel de proveedora de bienes naturales estratégicos para la gran industria transnacional? ¿O, por el contrario, debería impulsar un proceso de industrialización orientado al agregado de valor del mineral?” [5]

Es en esa vieja necesidad de encontrar vías para superar el “subdesarrollo” y no solo en los altos precios internacionales,  es donde se encuentra el verdadero y novedoso carácter estratégico de las enormes reservas sudamericanas de litio. Es decir, en la actualidad, como consecuencia de la alta demanda del mineral, por la expansión de su mercado, el precio de la tonelada de Litio  ha aumentado de manera significativa, haciendo que éste sea demandado, a su vez, por más países y más multinacionales. Sostenemos aquí, que el verdadero carácter estratégico no solo se encuentra en ese precio alto, que para los países contenedores del mismo resulta muy atractivo en términos de explotación del recurso y de exportación de materias primas, a nuestro entender, el litio como tal y frente a las actuales condiciones del mercado,  es mucho más estratégico, al ser considerado éste como uno de los mejores instrumentos para invertir los tradicionales esquemas de intercambio entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

Sostenemos aquí, que en las condiciones actuales, el litio se consolida como un instrumento de política exterior para los países dotados del recurso. Es, en la posibilidad de utilizar el mineral como mecanismo para romper los tradicionales esquemas de intercambio entre países desarrollados y subdesarrollados, a través de un esquema de cooperación entre ellos, donde intenta aportar este artículo.

Sostenemos aquí, la hipótesis de que es posible avanzar hacia  un esquema de cooperación entre  Argentina, Bolivia y Chile que permita establecer:

  1. Controlar la oferta de litio en el mercado.
  2. Evitar la sobreproducción, al aunar estrategias entre los tres países.
  3. Establecer las reglas del juego en el mercado del litio.
  4. Determinar los precios y su control.
  5. y por último, siguiendo los anteriores puntos, iniciar un proceso de cooperación virtuoso, permitirá por primera vez a 3 países de Sudamérica, romper con los tradicionales esquemas de intercambio entre países desarrollados y subdesarrollados, al abrir las puertas hacia un proceso de complementación, apuntando a construir una economía de escala que inicie el camino para la industrialización del litio.

Para garantizar esto, los países sudamericanos, deben, sobre la base de la cooperación, formar los precios internacionales del litio, pero no a partir de la especulación en los mercados financieros, sino teniendo en cuenta las reservas que poseen, su grado de utilidad, y el horizonte de uso intensivo del litio, que está determinado por las tendencias del consumo global marcadas por los ciclos tecnológicos, que en la actualidad, estarán determinados por la industria de autos eléctricos y por las energías renovables como la eólica, la solar o la mareomotriz, que necesitarán ser conservadas en algún lugar.

La región en general y los países del triángulo del litio en particular se encuentran frente a una oportunidad histórica; el litio se constituye como el recurso estratégico más óptimo para emprender un proceso de integración y cooperación.

La inigualable dotación del recurso en nuestra región debe ser aprovechada por Bolivia, Argentina y Chile como instrumento de política exterior que les permita emprender un proceso de integración para insertarse de manera menos dependiente en el sistema internacional y de modificar las lógicas de la actual división internacional del trabajo y comercio. Comprender qué visiones de desarrollo o modelos económicos e instrumentos se han desarrollado en nuestros países, es central para tal fin.

Frente a este panorama, resulta apremiante la creación de una estrategia de apropiación soberana de este recurso. La gestión económica, científica, social y política de este mineral requiere un trabajo multidisciplinario, que debe ir desde las investigaciones sobre la extraccion y explotacion del mineral con el menor impacto ambiental posible, hasta investigaciones orientadas a la fabricacion de baterias de ion-litio en la región. Sostenemos aquí, que por lo ambicioso del proyecto, este solo puede  desarrollarse como parte de una política regional, en particular de cooperación entre los países que conforman el triángulo del litio.

Tenemos en la actualidad, una oportunidad única: la de insertarnos en el sistema internacional liderando el proceso de agregado de valor, de industrialización y de alcance de política nacional y regional de defensa de soberanía de los recursos naturales, en particular del litio.

Para alcanzar tal objetivo resulta esencial, pensar en políticas públicas orientadas a articular sectores, actores, estrategias y objetivos, en donde el Estado debe tener un rol central para dinamizar estos procesos  de innovación, crecimiento y desarrollo.

El objetivo debe ser Ir más allá de la mera exportación de materias primas y aprovechar la oleada de Litio que vivimos en la actualidad, para ello debemos crear mecanismos que nos  permitan aprovechar la oportunidad que ofrece la dotación extraordinaria de un recurso de carácter crítico y estratégico.

Los gobiernos, regionales, nacionales y locales resultan cruciales  para este objetivo.