La proyección geopolítica hacia la Antártida por parte del Reino Unido de Gran Bretaña.
En busca de profundidad estratégico territorial. La crisis en la matriz hidrocarburífera global, la incertidumbre frente al cambio climático, el agotamiento de las reservas de mineras estratégicas y el boom de la biodiversidad marina, aplicada a la industria farmacéutica, han resignificado la cuestión Malvinas y la cuestión Antártica constituyéndolas en un único tema estratégico de relevancia vital para planificar el futuro de la sustentabilidad económica y productiva en nuestro país, la región y el mundo. En ese orden de ideas, debería reinterpretarse a Malvinas y a la Antártida, no solo como un único vector estratégico, sino fundamentalmente como un factor de desarrollo económico y de prosperidad material.
(1) Visión estratégica.
Se debe internalizar que las Islas Malvinas forman parte de un “complejo sistémico” que integran además, el Atlántico Sur y la Antártida. Este conjunto Malvinas – Atlántico Sur – Antártida posee recursos estratégicos invalorables, como el agua dulce, recursos ictícolas, minerales, energéticos, por mencionar algunos, que volvieron a colocar a las Islas en la prioridad estratégica de la agenda del Reino Unido. Entender la introducción de este factor en el análisis de la cuestión de las Islas Malvinas resulta, entonces, esencial a nuestro criterio para aprehender las reales intenciones de Gran Bretaña para esta región.
La ocupación británica en las Islas del Atlántico Sur no es una cuestión de “unos archipiélagos australes”, sino una ocupación de una potencia extranjera que afecta al Atlántico Sur y a la Antártida. Asimismo, debemos concientizarnos que la Antártida no es una pequeña porción reclamada por nuestro país, al cual no vale la pena mirar: si observáramos un mapa de esa porción territorial, se puede comprender la relevancia que el continente blanco posee en el sistema global en la actualidad.
(2) La importancia que cobra la Antártida en el presente siglo con proyecciones en el futuro inmediato.
(a) Siete son los países que tienen reclamaciones reconocidas de soberanía sobre territorio de la Antártida, congeladas por el Tratado Antártico:
Argentina, Gran Bretaña, Chile, Francia, Noruega, Australia y Nueva Zelanda. Muchos países, más de 50, se hacen presentes en la Antártida.
La Argentina reivindica su soberanía sobre el Sector Antártico, cuya superficie es de 1.461.597 km²; aunque el mismo es superpuesto por el llamado Territorio Antártico Británico (TAB)74 de 1.709.400 km² y en parte por el Territorio Chileno Antártico75 de 1.250.257 km², hecho que evidencia un serio conflicto de soberanías hoy suspendido por el Tratado Antártico.
(b) Con el advenimiento de las consecuencias del cambio climático en la Antártida, los países acrecientan sus pretensiones en ese continente helado, considerado como la mayor reserva de agua dulce en el mundo, sumado a los recursos ictícolas, y las altas probabilidades para la explotación de hidrocarburos y minerales.
Solo basta con observar lo realizado por la República Popular de China, país cuya visión del Atlántico Sur ha adquirido una importancia estratégica para su seguridad alimentaria y energética. Para destacar, en el año 2009, construyó una base permanente en el punto más elevado del continente, en el centro del territorio que Australia reclama, el Domo Augus, a 4.093 metros sobre el nivel del mar, cuya ubicación le garantiza una óptima capacidad de observación, tanto para recibir, como para enviar e interceptar señales de satélite.
Asimismo, proyecta para antes de 2016, construir dos nuevas estaciones de investigación.
(c) Rusia, EE.UU. y el RUGB, modernizan permanentemente sus bases, dotándolas de la última tecnología en investigación.
A fines de octubre de 2013, realizó una nueva reunión la Comisión sobre la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos –CCAMLR– que la integran 24 países y la Unión Europea (28 países), o sea 52 países presentes en su interés por la Antártida.
(3) Las características de la Antártida como factor de poder para los países con intereses en ese continente. ¿Antártida para la Humanidad?
La Antártida, hoy por hoy, carece de ubicaciones dotadas con los medios mínimos suficientes para servir de puntos de apoyo. Sin embargo debemos prestar atención a las siguientes características de relevancia que ofrecerían ventajas para aquellos países, en particular el RUGB, en caso de hacer uso efectivo de las mismas.
(a) La costa antártica.
Su ubicación, como fachada sur del espacio oceánico contemplado y como lugar singular por su posible papel regulador del paso natural por los accesos que llevan hasta el Índico o el Pacífico, es sumamente favorable y fundamental para facilitar el empleo de medios materiales. Bastaría situar en ciertos lugares de ella alguno de los muy tecnificados sistemas de control existentes en la actualidad para poder alcanzar este objetivo.
Esta posibilidad, se fundamenta, dado que un sinnúmero de bases de carácter científico, únicas posibles por el momento, se sitúan en ese espacio, repartidas a lo largo de ella y de las islas Shetland del Sur. Desde otro punto de vista, el creciente paso de las líneas transpolares, y la utilización general que de ellas se hace, permite suponer el aumento de los contingentes aéreos en el flanco sur, lo que abre nuevas facetas para su consideración estratégica.
(b) La protección del Medio Ambiente.
Ante la creciente lucha contra la contaminación, el efecto sobre la capa de ozono, las enfermedades pulmonares en las grandes ciudades, los vertederos, las descargas de desechos industriales, etc., el continente
Antártico se presenta como un verdadero sistema de filtro o pulmón purificador del planeta. Al respecto, el 3 de octubre de 1991 se aprobó en Madrid el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente. En él, la Antártida queda definida como “reserva natural”, consagrada a la paz y a la ciencia.
(c) La dimensión Geoeconómica.
Adquiere una relevancia mayor frente a los recursos naturales que se evidencian, tanto en la masa continental polar y en las aguas que conforman el denominado “Océano Austral”. Dichos recursos se pueden dividir en dos grandes grupos. Los renovables y los no renovables.
(d) La dimensión Geoestratégica.
Se trata de: las Comunicaciones Marítimas, los intereses hegemónicos, el valor de la posición frente a eventuales conflictos, y la ventana al espacio cósmico.
Las Líneas de Comunicaciones.
Debe señalarse que en torno a la Antártida se ubican espaciadamente Sudáfrica, Australia y América del Sur, rodeados por los tres océanos más grandes del mundo: Pacífico, Índico y Atlántico.
En ese contexto, las líneas de comunicaciones, tanto marítimas como aéreas, adquieren un importante valor geoestratégico, ya que la ubicación geográfica del Continente Antártico, circundando el Polo Sur, permite que las comunicaciones aéreas se realicen por rutas transpolares intercontinentales, reduciendo el trayecto a recorrer.
Complementariamente, en ese territorio helado, se han desarrollado pistas de aterrizaje que permiten la operación de aeronaves mayores, las que podrían ser utilizadas como bases de operaciones para aeronaves de combate o bien como estaciones logísticas en las rutas transpolares. Con respecto a las comunicaciones marítimas, el área de intersección de los tres océanos señalados anteriormente, posee características de zona de confluencia para las comunicaciones entre Asia, Europa y Occidente, especialmente ante la eventualidad de cierre en los Canales de Suez o de Panamá. El Paso de las Águilas, en el extremo Sur de África o el Estrecho de Magallanes y el Paso Drake en Chile, adquiere gran valor geoestratégico.
Los Intereses Hegemónicos.
Desde la perspectiva regional, se aprecia una fuerte correlación con la valoración política que le asignan algunas potencias sudamericanas, y con sus esfuerzos para controlar directamente los territorios antárticos que han sido reclamados, o para ejercer supremacía en el Atlántico Sur o controlar el paso Drake, como ruta de comunicación entre el Pacífico y el Atlántico.
El valor de la posición frente a eventuales conflictos.
Aunque el Tratado Antártico prohíbe toda actividad militar al Sur del Paralelo 60° S, ante una hipotética situación en el mencionado Tratado llegue a su término y se viva una situación bélica, el Continente Antártico adquiere una vital importancia geoestratégica: para dirigir ataques aéreos a cualquiera de los continentes que confluyen hacia el Océano Austral, para controlar o interrumpir las comunicaciones marítimas, especialmente en las zonas de confluencia anteriormente indicadas, para servir como base de operaciones estratégicas de aeronaves de combate o, para servir como base logística adelantada para unidades que operen en los mares polares.
La Ventana al espacio cósmico.
De la fisonomía geográfica antártica se puede visualizar una importante consideración científica, hasta hace algunos años desconocida, que reviste especial significado geoestratégico.
El centro del Continente Antártico alcanza grandes alturas y el Polo Sur se ubica a casi 3.000 metros por sobre el nivel del mar.
Asimismo, las bajas temperaturas producen en el Polo Sur un constreñimiento de la dilatación vertical de las distintas capas atmosféricas, determinándose que la tropósfera polar se encuentra a una altura de entre 6,5 a 7,5 kms, lo que origina que en el centro del Continente Antártico se encuentra la región del planeta que posee la más expedita comunicación entre la tierra y el espacio extra atmosférico.
Por ello, la Antártica actúa como una verdadera “ventana abierta al espacio cósmico”, lo que además más allá del interés científico, adquiere un notable valor estratégico y geopolítico para aquellas potencias que consideran el dominio del espacio cósmico en sus políticas de defensa.
(4) Las tendencias aplicadas en la Geopolítica Antártica de los países interesados en reclamar derechos en ese continente helado.
Los intereses geopolíticos de los distintos países en el territorio antártico son en general bastante similares, variando en aspectos de forma y percepción de derechos. Básicamente se relacionan con soberanía, recursos naturales, control de líneas de comunicaciones, aspectos geoestratégicos y protección del medio ambiente. Haremos referencia a tres de ellos.
(a) Gran Bretaña.
Fue el primer país en hacer una reclamación de soberanía, la cual incluyó parte de las tierras de O”Higgins y San Martín. El derecho del gobierno de su Majestad se basa en la proyección hacia el polo sur de las Islas Falklands. Junto con concordar con los intereses geoeconómicos y geoestratégicos ya señalados, Gran Bretaña requiere mantener posiciones insulares en el Atlántico sur, para proyectar sobre la Antártida sus aspiraciones territoriales y para contar con posiciones estratégicas que le permitan establecer bases logísticas adelantadas ante una hipótesis bélica en la región.
(b) EE.UU.
Se vio enfrentado a definir su posición ante las reclamaciones de soberanía Antártica que planteaban Argentina, Gran Bretaña y Chile. De acuerdo al Tratado de Río de Janeiro, debía apoyar a Chile y Argentina, en su calidad de garante de la seguridad regional. Sin embargo, no estaba dispuesto a contrariar a Gran Bretaña, por ello en 1951, propuso establecer un “condominio antártico”, el cual sólo apoya Gran Bretaña. Chile, en respuesta, propuso un “Modus Vivendi” que alejara las amenazas de conflicto, que creara un acuerdo de cooperación científica y que postergara por 5 años las reclamaciones territoriales. Con respecto a sus intereses geopolíticos, en su calidad de superpotencia, junto con los intereses geoestratégicos, adquieren especial interés aquellos de índole geoeconómica, ya que, sin lugar a dudas, está buscando petróleo y minerales bajo el pretexto de la ciencia. Por otra parte, ha evidenciado un gran despliegue hacia el Continente Blanco, manteniendo 3 bases en la Península Antártica y habiéndose establecido en el Polo Sur con la Base Amundsen Scout.
(c) Argentina.
Ha desarrollado una Política Antártica Pro-Activa, caracterizada por el desarrollo de diversas actividades que incluyen observaciones científicas, la operación de estaciones postales y de radio, el establecimiento de colonias de familias, nacimientos de ciudadanos argentinos y mantenimiento de un registro civil en la Antártica. Asimismo, participa en las actividades que se desarrollan, hace énfasis en la Antártica en el Libro Blanco de la Defensa y mantiene motivada a su población respecto a la importancia de la llamada “Tierra de San Martín”. Ello ha permitido crear una conciencia antártica que encierra una profunda creencia de que el país no estará completo hasta que las partes que lo integran, sudamericana, insular, antártica y mar argentino, estén bajo su control definitivo.
3) Principales técnicas de validación empleadas.
Por similitud a lo expresado en el Apartado b), (3) precedente.
4) Conclusiones parciales.
a) El Mar Argentino, en el Atlántico Sud-Occidental es el nexo de proyección hacia la Antártida. Además en el centro geográfico de nuestro mar, están situadas las Islas Malvinas, con su extensión jurídico-administrativa hacia las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur, que configuran el principal problema geopolítico estratégico de la República Argentina.
En tal sentido, el RUGB continuará siendo potencia militar en el Atlántico Sur con sus territorios insulares y despliegue de medios, manteniendo su mayor peso en las Malvinas, desde donde dispone de proyección hacia el cono sur, los pasajes interoceánicos cercanos y la Antártida.
Este actor constituye la principal afectación del interés vital territorial de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, el mar y la plataforma continental adyacente. Además usurpa parte de su zona económica exclusiva, de la plataforma continental y genera implicancias sobre los derechos argentinos en la Antártida
Finalmente cabe destacar, que EE.UU. demuestra el valor de sus intereses estratégicos en la región (políticos y económicos energía y minerales) con la recreación de la IVta Flota en el litoral sudamericano y el adyacente Comando Africano. Su presencia militar en la región con base en las islas de soberanía cuestionada, más el apoyo de todas las fuerzas británicas, puede ser considerada como una amenaza para nuestro país y la región del Cono Sur.