Desde la puesta en tierra del sistema de armas Mirage III / Finger y ante la actual situación del A4-AR Fightinghawk – unidades que sufren un importante deterioro por causa del desgaste – urge establecer un sistema de armas que pueda dar reemplazo a las unidades que ya cumplieron su vida útil dentro de la fuerza, y aspirar a un sistema de armas que permita a la Fuerza Aérea a mantener, o recuperar, una capacidad que peligra.
Los A-4AR Fightinghawk, un cazabombardero de origen estadounidense desarrollado por Lockheed Martin, ya llevan más de 20 años operando dentro de la fuerza, y representó en su momento, un verdadero salto tecnológico para la FAA. Por otro lado, la familia Mirage en todas sus variantes, interceptores y caza-bombarderos de segunda generación, producto de la afamada empresa francesa Dassault Aviation y cuyo diseño fue replicado por la Israel Aircraft Industries (para el caso de los Dagger y Finger).
Sin embargo, aunque algunos querrán hablar de recuperación, otros de mantenimiento de capacidades, sea cual sea el término preferido, la Fuerza Aérea Argentina precisa de una opción viable.
¿La opción viable?, el FA-50, un avión de entrenamiento avanzado y caza ligero supersónico fabricado por Korea Aerospace Industries (KAI) en colaboración con la compañía estadounidense Lockheed Martin, que el gobierno argentino ya ha manifestado su intención de adquirir. Peso a que no se mencionó oficialmente cual sistema de armas iría a suplantar, si se conoce que el mismo operaría como un cazabombardero supersónico complementario para la FAA, en un guiño a la posibilidad de adquirir en un futuro un cazabombardero de mayores capacidades.
En el marco del 107° aniversario de la creación de la Fuerza Aérea Argentina, el Ministro de Defensa, Oscar Aguad, de manera oficial durante un brindis, mencionó que las negociaciones para adquirir el sistema FA- 50 se encuentran muy avanzadas. Según el ministro, las negociaciones en curso se encuentran en progreso y resta únicamente definir como se financiará el proyecto.
Las gestiones para la compra comenzaron en 2016 ante la petición formal de la Fuerza Aérea Argentina de contar un sistema más moderno, y mediante la negociación Estado – Estado, se consiguió avanzar, y en palabras de Aguad, las negociaciones se encontrarían muy avanzadas restando únicamente establecer el monto final y la financiación.
Para la financiación del proyecto se habría establecido una línea de financiamiento flexible con una entidad coreana, el Export -Import Bank of Korea, que le permitiría a la Argentina incorporar una primera tanda del FA-50 en el corto plazo. De acuerdo a lo comentado oportunamente, el pago por las aeronaves coreanas se cancelaría mediante una parte en divisas y otra en commodities.
Sin embargo, cabe preguntarse si con un dólar que alcanzó niveles récord, y un posible cambio de gobierno en puerta, las «negociaciones seguirán muy avanzadas» o si habrá que seguir esperando. Lamentablemente, se puede esperar que el factor dólar haya puesto a dormir varios proyectos que la actual cartera venían gestionando.
Desafortunadamente, la imposibilidad de visualizar la Defensa como una política pública a largo plazo, como un derecho ciudadano y una obligación, ha puesto a las Fuerzas Armadas y la Defensa de nuestro país, en el último cajón de los intereses de la política doméstica, siendo esta acción una incongruencia en los tiempos que corren.