Ahora comienza a entenderse el “¿por qué?” de Malvinas.
El ¿por qué? del ¿cómo, el cuándo, el dónde y quiénes? se comprometieron en la gesta. Recién ahora comienzan a comprenderse y a evidenciarse las razones políticas, geopolíticas e históricas de la decisión y el combate. Todo se entiende a partir de que ese futuro previsto y temido en esos tiempos se hace lamentable realidad.
Malvinas es y será el límite que no podrá traspasar el proceso de destrucción del Estado Nación Argentino.
Gracias a los veteranos que no claudican en mantener la memoria y exigir el reconocimiento de los que ofrendaron su vida y los que afortunadamente regresaron; Malvinas sigue vigente y no puede ser ensuciada.
La mayoría de veteranos como de seguidores, defensores y difusores de la causa Malvinas no lo saben: “Malvinas es mucho más que Malvinas”. La gesta obedeció a causas más profundas que la recuperación de un pedazo de turba en el Atlántico Sur Argentino.
Malvinas fue la última manifestación de conciencia nacional y voluntad soberana desde las guerras de la independencia y la Vuelta de obligado. Malvinas es la prueba de que la Nación existe, aún cuando ahora se encuentra arrodillada y reducida a Nación en potencia. Pero potencia de fuerza inusitada que puede deslumbrar al mundo cuando los argentinos se decidan.
Malvinas está más allá de sus magníficos héroes, Malvinas es más que un montón de rocas argentinas. Malvinas es lo único que nos mantiene y mantendrá unidos, recordándonos que podemos ser una Nación soberana. Malvinas es el modelo de lucha y entrega desinteresada por la patria sobre el que podemos construir un futuro compartido.
Malvinas es la barrera que no pasarán los destructores de adentro y de afuera. Malvinas no puede ser entregada por ningún entregador, porque ya está en manos extrajeras y es más nuestra que nunca.
Malvinas fue una decisión jugada y oportuna de unos pocos, la entrega desinteresada de varios y un llamado a todos.
Malvinas es el llamado de un grupo de argentinos a la conciencia profunda del resto de los argentinos contemporáneos y de las siguientes generaciones. Malvinas es la vacuna contra el universalismo despersonalizador y el globalismo esclavizante y depredador. Malvinas es la potencia del Estado Nación que no se entrega. Gracias a Malvinas; ¡¡¡NO PASARAN!!!
Malvinas nos dice: “Nosotros nos jugamos por un pedazo de turba en el mar argentino… juéguense los argentinos por la Nación que están perdiendo… Ya queda poco tiempo, no se permitan divisiones, no se permitan la desesperanza”. Amen a su Patria, defiendan a su Nación y ella se los devolverá con crees.
Esa es nuestra convicción. Convicción que es compartida por muchos estudiosos de cuestiones sociales, históricas y geopolíticas.
Ese es el verdadero significado de “Malvinizar”. Está más allá de mantener vivo el recuerdo y exigir el reconocimiento e incluso el apoyo a reivindicaciones presentes y futuras. Es hacer de Malvinas el modelo de acción y lucha para defender la Nación integra que está en peligro.
Debemos extender e imponer el “espíritu Malvinas” en la defensa de la Nación, sin la cual Malvinas deja de tener significado. El “espíritu Malvinas” es la fórmula que niega divisiones; allí carecen de valor las etiquetas como gorilas, zurdos, liberales, peronistas, anti esto o anti aquello… El “espíritu Malvinas” termina con toda antinomia y disenso (gracias a los veteranos que han sabido mantener distancia del partidismo interesado y las valorizaciones ideologizadas distintas del Interés Nacional).
Es la oportunidad de repetir la gesta heroica… nuestros hermanos caídos lo demandan. Recuperemos la Nación desde Malvinas… exijamos el “espíritu Malvinas” en nuestros dirigentes y representantes. Exijamos al político, al funcionario público, al periodista, al actor, al hombre común; anteponer los intereses de la Nación.
Que todo sitio en la red sea una trinchera, que todo escrito y opinión sea una proclama, que toda voluntad patriota sea una barrera para los parásitos apátridas que trabajan (deliberada o como idiotas útiles) en la división de los argentinos y la destrucción del Estado Nación, que es el único ente con poder para oponerse a quienes pretenden hacerse con los recursos y el producto del trabajo de los argentinos